Es poco frecuente que una pareja se enamore a primera vista, pero no imposible. Y eso mismo les ocurrió a Daniel y Cristina. Una pareja que están enamorados desde la primera vez que se vieron.

Su historia de amor comenzó con un encuentro con amigos en común, una comida en la los dos se creían invitados únicos, pero que realmente no era del todo cierto… Cupido todo lo planea, y ese día estaba destinado a que ambos se conocieran.

A la tercera va la vencida…

Lejos de todo pronóstico, a Daniel y Cristina no les bastó sólo con una propuesta de matrimonio, y hasta que Daniel no se lanzó por tercera vez, Cristina no supo que iba en serio.

A veces el momento más inesperado es el mejor momento y Daniel no se lo pensó dos veces. Tenían que ir a recoger a la niña al colegio, pero no dudó en declararse ¡una vez más!. Sin embargo esta vez fue diferente, se arrodilló frente a la puerta de su casa y sacó un maravilloso anillo. Cristina se quedó momentáneamente sin palabras,  pero no dudó en lanzar al aire un contundente “¡Sí!”, esta vez el definitivo.

¡Bendita Locura!

En ese momento comenzaría la búsqueda frenética del lugar ideal para darse el “Sí, quiero”.  Tenían muy claro lo que siempre habían soñado: unos maravillosos jardines donde poder celebrar una ceremonia real, su boda. Así que eligieron celebrar una emotiva ceremonia civil.

El día elegido por la pareja fue el 14 de octubre del 2017, en el Hotel Castillo Bonavía, donde además de la ceremonia de boda también celebraron el banquete y la fiesta posterior.

Daniel y Cristina además de celebrar su enlace, quisieron darle un toque mágico y añadieron un bonito y simbólico ritual que sellaría su amor para siempre, el ritual de la arena.

Fue una boda cargada de felicidad y muchísima emoción, donde además de declararse su amor mutuo, Daniel también se declaró a Daniela (la hija de Cristina), preguntándole si quería ser su hija para siempre. Un momento que no dejó indiferente a nadie y que se vivió con muchísima emoción.

Momentos inolvidables entre superhéroes y villanos

En toda boda no faltan momentos muy especiales. Son aquellos que vienen cargados de felicidad, alegría o emoción,  y que siempre quedarán en la retina de los novios:  como la primera vez que se vieron al salir del coche, el momento de colocarse las alianzas, ver el traje de su hija (que había sido llevado también en secreto) o el primer baile con los padrinos, etc. También lo son los momentos más divertidos y que vienen por sorpresa: como áquel en el que los amigos del novio… ¡descubrieron su verdadera identidad de superhéroes!

Y es que para darle un toque divertido y original a la boda, se vistieron con camisetas de superhéroes debajo de sus respectivos trajes, que más tarde descubrirían para sorpresa de todos, ¡sin duda un momento inolvidable!

No faltaron…

Un cortador de jamón y una mesa de quesos para completar los aperitivos del menú de boda (Crujiente de hojaldre con jamón ibérico foie de oca y reducción de Oporto, sorbete de mojito con ron añejo y hierbabuena, ternasco lechal de Aragón asado al horno con patatas panadera y pimientos de piquillo) y un delicioso postre que incluía: Soprano y piruleta con corazón blanco en sopa fría…

Tampoco faltaron aquellos pequeños detalles que hicieron que la boda tuviese el toque personal de los novios, como el dibujo de la pareja impreso en las invitaciones de boda (diseñadas por Doria Grey) y que las convirtieron en únicas y diferentes.  Un divertido photocall, una Candy bar personalizada (con maceteros hechos por Ana, la madre del novio), detalles para los invitados y regalos especiales para los familiares más cercanos, ¡y también para los novios!